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HORA SEXTA

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ESTE MUNDO DEL HOMBRE EN QUE ÉL SE AFANA.

Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.

Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.

Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.

SALMODIA

Ant 1. La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.

Salmo 18 B - HIMNO A DIOS, AUTOR DE LA LEY

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante;

los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos;

la voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos;

más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.

Ant 2. Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia.

Salmo 7 I - ORACIÓN DEL JUSTO CALUMNIADO

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.

Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance,
que me pisotee vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.

Levántate, Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis adversarios,
acude a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.

Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se levantará el Señor para regir a los pueblos con justicia.

Ant 3. Dios, juez justo, salva a los rectos de corazón.

Salmo 7 II

Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada,
tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara sus flechas incendiarias.

Mirad: el enemigo concibió el crimen,
está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo;
recaiga su maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.

Yo daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo para el nombre del Señor altísimo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios, juez justo, salva a los rectos de corazón.

Ant. Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

LECTURA BREVE   Hch 5, 12a. 14

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo, y crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor.

V. Guardaron los preceptos del Señor.
R. Las normas y mandatos que les ordenó.


ORACIÓN

OREMOS,
Fortalece, Señor, nuestra fe, para que nos adhiramos a Cristo, tu Hijo, con la misma sinceridad con que lo hizo el apóstol san Bartolomé, y haz que, por la intercesión de este santo, sea siempre tu Iglesia sacramento de salvación universal para todos los hombres. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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