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HORA TERCIA

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

SALMODIA

Ant 1. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.

Salmo 118, 57-64

El Señor es mi herencia;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.

Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.

Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra;
enséñame tus leyes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.

Ant 2. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.

Salmo 54, 2-15. 17-24 I - ORACIÓN ANTE LA TRAICIÓN DE UN AMIGO

Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.

Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.

Se estremece mi corazón,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,

y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,

me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre las murallas;

en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me asalta el temor y el terror: hazme caso y respóndeme, Señor.

Ant 3. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.

Salmo 54, 2-15. 17-24 II

Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;

pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.

Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
Por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.

Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.

Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.

Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.

Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda.
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.

LECTURA BREVE   2Co 5, 19b-20

Dios nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

V. A toda la tierra alcanza su pregón.
R. Y hasta los límites del orbe su lenguaje.


ORACIÓN

OREMOS,
Dios nuestro, que quisiste que te conociéramos por la predicación de los apóstoles, concédenos, por la intercesión de los santos Simón y Judas, que tu Iglesia siga creciendo en el mundo, acogiendo continuamente en su seno a nuevos pueblos que vengan a la fe en ti. Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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