VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: NOS REÚNE DE NUEVO EL MISTERIO
Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.
Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del
castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.
Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.
Cuando
vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Ha llegado el reino de Dios y el poder de su Cristo. Aleluya.
Salmo 19 - ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.
Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
que se acuerde de todas tus
ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el
Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus
carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos
cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ha llegado el reino de Dios y el poder de su Cristo. Aleluya.
Ant 2. Has asumido, Señor, el poder y has empezado a reinar. Aleluya.
Salmo 20, 2-8. 14 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el
éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y
majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu
fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has asumido, Señor, el poder y has empezado a reinar. Aleluya.
Ant 3. Tema al Señor la tierra entera, porque él lo dijo y existió. Aleluya.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir
sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tema al Señor la tierra entera, porque él lo dijo y existió. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 2, 4-5
Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu,
formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
RESPONSORIO BREVE
V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Si me amaseis de veras, os alegraríais de que fuera yo al Padre. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo
había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Si me amaseis de veras, os alegraríais de que fuera yo al Padre. Aleluya.
PRECES
Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:
Rey de la gloria, escúchanos.
Te rogamos, Señor,
por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo
y lo conduzcan por los caminos del bien.
Te rogamos, Señor, por los que sirven a tu Iglesia con el estudio de tu palabra:
que
escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe
y, habiendo corrido hasta la meta,
alcancen la corona merecida.
Tú que en la cruz cancelaste la nota de cargo de nuestra deuda,
destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,
recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que por la resurrección de Cristo nos restituyes el derecho de entrar en la vida eterna, fortifica la fe y la esperanza de tu pueblo, para que esperemos siempre confiadamente la realización de todo aquello que nos
tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.