VÍSPERAS
      (Oración de la tarde)
      INVOCACIÓN INICIAL
    
    
      V. Dios mío, ven en mi auxilio
      R. Señor, date prisa en socorrerme.
      Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
      Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
    
    
      Himno: DICHOSA TÚ, QUE ENTRE TODAS
    
    
      
Dichosa tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.
Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y
      por prudente.
Enséñanos a vivir,
ayúdenos tu oración,
danos en la tentación
la gracia de resistir.
Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria,
y gloria por esta gloria
que
      alegra a la humanidad. Amén.
    
    
      SALMODIA
    
    
      Ant 1. No podéis servir a Dios y al dinero.
    
    
      Salmo 48 I - VANIDAD DE LAS RIQUEZAS
    
    
      
Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe: 
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
 
mi boca hablará sabiamente, 
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al
      proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
 
¿Por qué habré de temer los días aciagos, 
cuando me cerquen y me acechen los malvados, 
que confían en su opulencia 
y
      se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse 
ni dar a Dios un rescate?
 
Es tan caro el rescate de la vida, 
que nunca les bastará 
para vivir perpetuamente 
sin bajar a la fosa.
 
Mirad: los
      sabios mueren, 
lo mismo que perecen los ignorantes y necios, 
y legan sus riquezas a extraños.
 
El sepulcro es su morada perpetua 
y su casa de edad en edad, 
aunque hayan dado nombre a países.
 
El
      hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
      Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
      Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
      
      Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.
      Ant 2. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
    
    
      Salmo 48 II
    
    
      
Éste es el camino de los confiados, 
el destino de los hombres satisfechos:
 
son un rebaño para el abismo, 
la muerte es su pastor, 
y bajan derechos a la tumba; 
se desvanece su figura 
y el abismo es
      su casa.
 
Pero a mí, Dios me salva, 
me saca de las garras del abismo 
y me lleva consigo.
 
No te preocupes si se enriquece un hombre 
y aumenta el fasto de su casa: 
cuando muera, no se llevará nada,
      
su fasto no bajará con él.
 
Aunque en vida se felicitaba: 
«Ponderan lo bien que lo pasas», 
irá a reunirse con sus antepasados, 
que no verán nunca la luz.
 
El hombre rico e
      inconsciente
es como un animal que perece.
      Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
      Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
      
      Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
      Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
    
    
      Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
    
    
      
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder, 
porque tú has creado el universo; 
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir
      sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; 
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno
      es el Cordero degollado 
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, 
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
      Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
      Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
      
      Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
    
    
      LECTURA BREVE   1Co 7, 32. 34
    
    
      
El célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma.
    
    
      RESPONSORIO BREVE
    
    
      V. Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre alegría.
      R.  Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre alegría.
      V.  Van entrando en el palacio real.
      R.  Las traen entre alegría.
      V.  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
      R.  Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes, las traen entre alegría.
    
    
      CÁNTICO EVANGÉLICO
      Ant. 
      Estad alegres, porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
      
      Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
      
      
        
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el
        Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
        del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo
        había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
        Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
        Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
        
        Ant. 
      
      Estad alegres, porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
      
      
        PRECES
      
      
        Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de Dios, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.
Señor
        Jesucristo, tú que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia sin mancha ni arruga,
haz que sea siempre santa e inmaculada.
Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus
        lámparas encendidas,
no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.
Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen guardó
        siempre fidelidad intacta,
concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.
Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la fiesta de santa [VIRGEN], virgen,
concédele también gozar
        siempre de su valiosa intercesión.
      Se pueden añadir algunas intenciones libres
      
Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,
admite también a nuestros hermanos difuntos en el convite festivo de tu reino.
Oremos con Jesús, diciendo a
        nuestro Padre:
      
      Padre nuestro...
        ORACION
      
      
        Dios y Padre nuestro, que abres las puertas de tu reino a los pequeños y a los humildes, haz que sigamos confiadamente el camino de sencillez que siguió santa Teresa del Niño Jesús, para que, por su
        intercesión, también nosotros lleguemos a descubrir aquella gloria que permanece escondida a los sabios y a los prudentes según el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
        unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
      
      
        CONCLUSIÓN
        
      
      
        V.  El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
        R.  Amén.